INTRODUCCIÓN
El proceso electoral federal 2017-2018 no sólo se caracterizó por haber sido el más grande en la historia de México por el número de puestos de elección popular que se eligieron,1 sino también por haber sido el más violento. Desde el inicio del proceso, el 8 de septiembre de 2017, hasta el fin de las campañas el 27 de junio de 2018, se registró el asesinato de 48 precandidatos y candidatos a puestos de elección popular en todo el territorio nacional.2 Sin duda, el tema de la violencia electoral, en particular los asesinatos de candidatos rumbo a las elecciones federales y locales de 2018, fue uno de los temas que más llamaron la atención de esta elección. La Organización de los Estados Americanos (OEA), la delegación de la Unión Europea en México, en conjunto con las embajadas de Noruega y Suiza, manifestaron su preocupación por la violencia e intimidación durante dicho proceso electoral. Diversos actores políticos y sociales también mostraron su preocupación por el asesinato de candidatos. En un contexto de violencia criminal generalizada, cabe preguntarse si aún podemos afirmar que “en la brillante superficie de la democracia mexicana, la situación en general parece estar bien” (Schedler, 2014: 10), o si atestiguamos el inicio de una “subversión social [criminal] de la democracia”.
¿A qué se debió esta ola de asesinatos políticos sin precedentes? ¿La violencia responde a incentivos de la competencia electoral, o más bien puede atribuirse a organizaciones criminales? Nuestro argumento es que los asesinatos de candidatos observados en México en 2017-2018 no son el resultado de una competencia política férrea entre partidos políticos, pues, a diferencia de otros sistemas electorales, en México el acceso al poder y la competencia política siguen mayormente la ruta institucional. Los asesinatos de candidatos más bien están relacionados con las actividades de organizaciones criminales en los municipios en que ocurrieron los asesinatos. Nuestra evidencia estadística sugiere que en algunos estados los candidatos fueron víctimas del ambiente de violencia criminal que vive el país; además, en los estados de Puebla y Guerrero es posible afirmar que los candidatos asesinados fueron el blanco específico de organizaciones criminales. El fenómeno de la violencia político-electoral parece también ser un fenómeno local, pues la mayoría de las victimas competían por cargos a nivel municipal. En una democracia en proceso de consolidación resulta importante determinar si las muertes de candidatos tienen su origen en procesos puramente políticos; es decir, si son el producto de un proceso de debilitamiento institucional en el que actores políticos de enclaves de autoritarismos subnacionales recurren al asesinato como estrategia para perpetuarse en el poder; o si bien, y no por ello menos grave, si los asesinatos son producto de contextos de violencia criminal.
1 En la elección del 1 de julio de 2018 se disputaron 3406 cargos de elección popular. Se eligió al presidente de la República, 500 diputados federales, 128 senadores, 16 alcaldías en la Ciudad de México, 1 596 ayuntamientos, 972 diputados locales, ocho gobernadores, un jefe de gobierno de la Ciudad de México, y otros 184 cargos locales (Integralia Consultores, 2018).
2 El listado de candidatos asesinados se elaboró cruzando información proveniente de dos reportajes publicados en El Universal (“Entérate. ¿Quiénes son los candidatos asesinados durante el proceso electoral?”) y en Animal Político (“Morir por estar en la boleta”) y del Séptimo Informe de Violencia Política en México elaborado por Etellekt Consultores. Las listas coinciden en el número de candidatos asesinados y sólo difieren en detalles como el segundo nombre de los candidatos o la forma en que se escriben. Una vez que a partir de diversas fuentes se verificó que el conteo de candidatos y precandidatos asesinados coincidía, se integró una lista final con los nombres de los candidatos y se procedió a buscar en línea los siguientes datos: municipio en que competía el candidato, municipio en que ocurrió su asesinato, estado de la República, cargo a que aspiraba, fecha del asesinato, edad y sexo del candidato, qué partido político/coalición ganó el 1 de julio en el municipio en que competía el candidato asesinado, si hay indicios de que en su campaña el candidato empleó un discurso en contra del narco, si el candidato buscaba su reelección, y a qué partido pertenecía el candidato asesinado. Dicha información con lo links a sus fuentes fue almacenada en un anexo de 46 páginas.Anexo disponible en: https://www.dropbox.com/s/ngppombeqkvn5pj/Anexo.%20Candidatos%20asesinados%20en%20M%C3%A9xico%202018.pdf?dl=0 [fecha de consulta: 5 de septiembre de 2018].
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