Periodistas mexicanas, entre la misoginia y la hostilidad a la prensa – PEV

Periodistas mexicanas, entre la misoginia y la hostilidad a la prensa

Yennué Zárate Valderrama, profesora asociada invitada del Programa de Periodismo CIDE

Las mujeres periodistas mexicanas, viven un doble reto: la situación y condición de género en un país con altas tazas de feminicidio y un clima de hostilidad hacia la prensa (ver Articulo 19, 2021). Este fenómeno se busca analizar en la investigación sobre mujeres periodistas que realizo actualmente en el Programa Periodismo CIDE, el primer producto de la misma fue el documental “No callarán nuestras voces” (2020) una co-producción Noruega-México.

Existe una tradición normalizada de callar a las mujeres. Se ordena de múltiples maneras

-sutiles y violentas- que deben enmudecer, por su propio bien. ¿Cuáles serían las consecuencias del silencio de las mujeres periodistas en nuestro país?, ¿de qué forma el silenciamiento busca deslegitimar e invisibilizar su trabajo y persona? La ecuación es problemática: es la expresión material del patriarcado excluyendo a las mujeres. En este sentido, Mary Beard, historiadora inglesa, analiza la forma en que las mujeres se les silencia en público desde la antigüedad hasta nuestros días, en su libro Women & Power (2017) nos lleva a la historia de hace tres mil años con la Odisea de Homero, mientras Ulises está en la travesía de regreso a casa, su hijo Telémaco hace una fiesta en casa, un bardo canta una oda triste sobre el regreso de los héroes, la esposa de Ulises, Penélope, le pide que deje de cantar, que cante algo más alegre. Telémaco la calla: “Madre, los discursos públicos son asunto de varones. Vuelve a tu habitación y ocúpate de tus labores propias, el telar y la recua (…)”. Ella obedece.

El lenguaje es la manifestación de nuestro pensamiento, acompaña nuestra verbalización y presencia en el espacio público, en su ensayo ¿Puede hablar el subalterno hablar? De Gayatri Spivak (1988) plantea una pregunta fundamental sobre la escucha e inclusión de las ideas de la “otredad”[1], en este sentido, Ishita Banerjee se pregunta si la voz de las mujeres “¿está «siendo hablada»? (…) ¿qué sucede con el significante y el significado cuando la ‘voz’ es asumida por otras personas? Hay manera de dejar a la subalterna hablar con y no por la subalterna” (2013:1).

Recientemente hemos visto los casos de silenciamiento violento en el terreno digital hacia las mujeres en la política, académicas, defensoras de derechos humanos y periodistas, es decir hacia mujeres que tienen presencia en la opinión pública y ejercen su derecho a pensar e informar. En este sentido,  Alma Delia Murillo, Pamela Cerdeira, Maite Azuela y muchos casos más de periodistas en las regiones, reportaron hostigamiento digital en 2021. Las amenazas les recordaron que estaban transgrediendo el espacio público, utilizando variadas formas de intimidación, las mandaron callar. Estas periodistas crearon el hashtag #MiPrimeraAmenaza en las redes sociales para sacar a la luz historias, hasta el momento escondidas en el fondo del cajón, historias que buscaron ser olvidadas, pero nunca lo fueron. Ahí relataron que los intentos de silenciamiento y violencia digital, las hicieron cuestionarse si querían continuar en ese trabajo, refieren el miedo e impotencia de estar en esa situación.

Alma Delia Murillo, escritora del periódico Reforma, narra en “Mi primera amenaza” cómo sufrió violencia digital al cuestionar la candidatura del destituido aspirante a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, por presunción de violación. Murillo recibió amenazas vía telefónica y por twitter, la consecuencia del hostigamiento digital, ella relata: “lo primero que pensé fue no volver a escribir sobre el tema, lo reconozco, el miedo desencadena fantasías oscuras cuando vives en un país cuyos niveles de violencia son dantescos” (Murillo, 2021). Dentro un contexto como el mexicano con altos niveles de violencia hacia la prensa, la organización no gubernamental Artículo 19 (2021) documenta 142 asesinatos de periodistas desde el 2000, con un ataque hacia los medios registrado cada 13 horas. Las investigadoras Celeste González y Jeannine Relly (2021) documentan 156 asesinatos de periodistas en México, es evidente que los asesinatos hacia periodistas son un situación evidente y documentada de un promedio de una persona periodista al mes, las cifras desafortunadamente se incrementan conforme avanza el año.

El reporte de la UNESCO 2020 reconoce amenazas específicas a mujeres periodistas digitales o fuera de línea. Asimismo, reconoce que las mujeres periodistas tienen más ataques que los hombres y tipos adicionales de abuso , aunado a prejuicios de género, machismo en el trabajo y cuando salen a reportear. De acuerdo con el reciente reporte global de la UNESCO sobre violencia digital contra mujeres periodistas, la investigadora Julie Posetti (2020 y 2021) encuentra la violencia en línea se ha incrementado para las periodistas inclusive en el periodo de pandemia. Una de las entrevistadas en el documental, nos relata experiencias similares, Violeta Santiago, reportera de Veracruz, ha realizado reportajes y crónicas de derechos humanos, su libro “Guerracruz. Rinconcito donde hacen nido las hordas del mal” (2019), documenta feminicidios, la travesía de las madres en búsqueda de sus hijos, nos narra las historias de personas que fueron asesinadas, como legado de Javier Duarte. Carmen Aristegui en escribe en el prólogo del libro “Violeta Santiago es una joven periodista que se metió a las entrañas de un estado sumido en la violencia, la corrupción y los abusos de poder” (en Santiago, 2019:13).

La organización Comunicación e Información de la Mujer, AC (2021) documenta que los estados más peligrosos para que las periodistas puedan realizar su labor son: Baja California, Coahuila, Ciudad de México, Puebla, Guanajuato, Tamaulipas, Veracruz. De las agresiones, encuentran que tienen un componente de género, esto implica que han buscado restar la credibilidad de las periodistas o cuestionar el rol que tienen dentro de la sociedad, a partir de vincularlas sentimentalmente con algún actor o funcionario públicos.

Otro reto que docuemntamos que enfrentan las mujeres periodistas es la descalificación y las amenazas verbales. Las periodistas que participan en el material audivisual: Gabriela Martínez, corresponsal del periódico El Universal en Tijuana, Dora Elena Cortés directora fundadora de la Agencia Frontertiza de Noticias en Tijuana, Patricia Mayorga periodista de la Revista Proceso y Laura Jiménez, reportera de El Universal, nos relatan en este documental, las diferentes formas sutiles y vulgares de silenciamiento y juicio dentro de sus trayectorias profesionales.

En el documental se habla del feminicidio en el país para situar el contexto en donde laboran. La periodista, Laura Jiménez reportó sobre María Fernanda Rico Vargas, víctima de feminicidio en 2014, en Ecatepec, Estado de México. La carpeta de investigación continúa sin avanzar, se estableció que fue “suicidio”, esta periodista documentó 39 casos similares en México, en donde se determinan los causales de muerte de las mujeres por  “asesinato disfrazado de suicidio”.

El propósito de realizar el documental “No callarán nuestras voces” fue un ejercicio para divulgar el contenido de la investigación más allá de los circuitos académicos y de periodistas. La apuesta fue llevar al público general nacional e internacional las historias de estas periodistas que son un porcentaje representativo del fenómeno, se buscaba que en medida que se conozcan a las periodistas que día a día construyen nuestra información, pudieran humanizarlas, que otras periodistas miren sus historias, que se hable del fenómeno de violencia. Finalmente, en medida que se conozcan en voz propia los retos que enfrentan para trabajar, se busca así, estrechar un puente entre la academia y el gremio periodístico, para que observen que en la academia no solo analizamos periodistas, sino  que, las y los estamos acompañando.

El trabajo documental “No callarán nuestras voces” se estrenó en México el jueves 28 de octubre de 2021, a las 11:30 (CDMX), como parte de los eventos académicos del Seminario Interdisciplinario de Estudios de Prensa y Poder del Programa de Periodismo CIDE, con la presencia de las periodistas, el co-escritor/editor Miguel J. Crespo y la directora Yennué Zárate. Si quiere conocer más acerca de la investigación y el documental: yennue.zarate@cide.edu

Fotografía Miguel J. Crespo. Foto-reporteras Nadya Murillo y María Ruiz.

Fotografía Miguel J. Crespo. Periodista Violeta Santiago y su libro Guerracruz (2019)


[1] De acuerdo con el planteamiento de Edward Said Orientalismo (1978).