Ciudad de México, 20 de noviembre de 2018. La deserción escolar es un fenómeno que ocurre con frecuencia en México. Uno de los factores que puede estar relacionado es que no se logra que los alumnos se interesen lo suficiente en lo que se está aprendiendo en el aula, de la mano del docente. Además, algunos investigadores han planteado que el uso del tiempo en el aula es un tema que debería explorarse.
La Dra. Ana Razo, profesora investigadora del Programa Interdisciplinario sobre Política y Prácticas Educativas (PIPE) y Doctora en Políticas Públicas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), realizó una investigación sobre el uso del tiempo en el salón de clases en el nivel medio superior.
En su artículo Enseñar e involucrar: el uso del tiempo en el bachillerato en México, publicado en Revista de Educación, editada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España, la Dra. Ana Razo exploró tipos de actividades, materiales usados y el nivel de involucramiento de profesores y estudiantes el aula.
“Usamos una técnica de observación. Los docentes ocupan el 75% del tiempo en actividades escolares; por lo tanto, en educación media superior están involucrados en lo que les toca hacer, pero los estudiantes no los siguen, no logran engancharse. Eso nos llevó a la segunda etapa de la investigación, el planteamiento fue: ya sabemos que están desconectados y queremos saber por qué”, comentó en entrevista la Dra. Razo.
Medición del tiempo: Metodología
La investigación de la Dra. Razo obtuvo la primera medición del uso del tiempo en los salones de educación media superior en México. El objetivo que se planteó fue saber cómo se distribuyen y usan las horas en clase. Se tomaron en cuenta tipos de actividades, materiales usados y el nivel de involucramiento que se logra obtener por parte de los estudiantes. Este es uno de los elementos más importantes y al que se le puso mucha atención. “El compromiso de las escuelas es interesar a los estudiantes en aprender”, expresó en entrevista la investigadora.
La hipótesis que se planteó es que el uso del tiempo es un primer indicador acerca de los niveles de calidad y efectividad de la práctica docente. Para alcanzar el objetivo y confirmar o denegar la conjetura central, se aplicó la observación no participante como técnica.
El método de observación que se aplicó fue el Stallings, un modelo desarrollado en 1970 para conocer el uso del tiempo en las escuelas. Esta herramienta permite ver y registrar las actividades que hacen alumnos y maestros. Se deben responder las preguntas ¿qué actividad se está realizando?, ¿qué material se está usando? y ¿a quién se dirige la actividad?
Dentro de los registros en la investigación de la Dra. Razo se consideró el nivel de involucramiento de maestros y alumnos. Este modelo se aplicó en 110 escuelas de educación media superior, en 13 entidades federativas del país, lo que hace una muestra del 1% del total de las escuelas del país.
A través del desarrollo del sistema OPTA, una aplicación móvil para la captura de los datos y que se desarrolló específicamente para este estudio, se registraron las observaciones en las clases de lenguaje y comunicación, y matemáticas del segundo semestre de bachillerato. Durante 50 minutos, los observadores no participantes estuvieron presentes en la dinámica de clase.
“Elegimos planteles con muy buenos resultados educativos y planteles con muy bajos resultados educativos dadas por las pruebas estandarizadas, ese fue el criterio. Tratamos de tener escuelas con esas características de los subsistemas que tenían mayor matricula de estudiantes e hicimos esa combinación’’, explicó la Dra. Ana Razo.
La cantidad de horas no define la calidad ni cantidad de aprendizaje
Después de la capacitación de los observadores no participantes y sus respectivos registros, los resultados arrojaron dos noticias: una buena y una mala. La primera es que el uso y organización del tiempo de los docentes siempre está enfocado en actividades escolares, porque dedican el 96% de su tiempo a ellas.
En el gráfico se registra en qué actividades escolares emplean su tiempo:
Fuente: Enseñar e involucrar: el uso del tiempo en el bachillerato en México
La mala noticia es que el tiempo de los alumnos no está del todo bien aprovechado, ya que en el estudio se revela que el 35% del tiempo de clase se dedican a la interacción social y al no involucramiento en clase.
Sumado a ello, en más del 40% de las veces, los estudiantes están involucrados en actividades distintas a las que el docente realiza las cuales no siempre están relacionadas con alguna labor escolar.
Fuente: Enseñar e involucrar: el uso del tiempo en el bachillerato en México
De los resultados obtenidos, se puede concluir que el profesor no logra motivar al estudiante para adquirir nuevos conocimientos y derivado de ello, no hay prácticas de aprendizaje innovadoras o diseñadas para los nuevos contextos.
Sobre los resultados obtenidos, la Dra. Razo sugiere que deben modificarse las prácticas educativas, ya que, desde su punto de vista, en ocasiones se tiene una idea arcaica del aprendizaje y las formas de enseñar por parte del Sistema Educativo Nacional; además, los estudiantes presentan otras inquietudes y características.
Sumado a ello, los nuevos perfiles de estudiantes que demanda el sistema internacional no se entrenan en las aulas. Se piden alumnos creativos, estratégicos, innovadores y críticos, pero no se les enseña a ser así en el aula.
“Necesitamos tomar en cuenta los intereses de los docentes. Pocas veces se les pregunta qué quisieran saber o qué les interesa desarrollar en las prácticas docentes. Necesitamos acercarnos a ellos. Puedes notar cuando a un docente le interesa, le importa y domina lo que está enseñando. Hay entusiasmo y capacidad de detectar errores, corregirlos, hacer preguntas abiertas”, puntualizó la investigadora el PIPE-CIDE.
Después de investigar el uso del tiempo en los salones de clases de bachillerato, la Dra. Razo pasó a la segunda parte de su investigación, que está enfocada en la calidad de las interacciones educativas en el aula. Además, trabaja en una publicación académica que reporta los desafíos técnicos-metodológicos de esta investigación y de la validez de emplear un modelo extranjero (Stalling) en un contexto mexicano.
La futura agenda de investigación implica para la profesora investigadora del PIPE-CIDE explorar las interacciones educativas en el nivel preescolar. Al respecto, la Dra. Razo explicó “necesitamos saber mucho más de la calidad de las interacciones porque marca la base del sistema educativo”.
Comentó que dentro de su agenda también están trabajando en construir un modelo de observación docente entre pares para que las escuelas puedan observarse entre ellos. “Un modelo que se apropien y puedan trabajar entre unos y otros, de cualquier nivel educativo” expresó la Dra. Ana Razo.
Ana Razo es Doctora en Políticas Públicas por el CIDE. Se especializó en Política Educativa. Su trabajo de investigación se enfoca en los procesos de organización escolar, observación de las prácticas docentes en educación básica y bachillerato, y la evaluación de programas y políticas educativas.
Lee la investigación completa aquí.